Les presento una de mis más preciadas posesiones: mi diario de cuando estudié un semestre en Londres.
Puede sonar un poco raro de alguien que escribe sobre su vida todos los días… pero no siempre me gustó llevar un diario. Llevaba un diario religiosamente cuando era pequeña, hasta segundo año de la escuela secundaria, cuando empecé a sentir que era más un "trabajo" que un "placer". El diario apoyado en la mesa de luz dejó de ser un lugar al que me encantaba escaparme y se convirtió en una fuente de culpa: hoy no escribiste. Ni ayer. Ni en todo el mes pasado. Por eso, después de un tiempo, lo abandoné.
Hasta que me fui a Londres y me di cuenta de que la experiencia que estaba viviendo era demasiado especial para mí como para dejarla pasar sin guardar ningún registro. Entonces, lo que decidí hacer fue dejar de lado todas las nociones de registros en diarios a las que me había aferrado anteriormente y expresarme con libertad. Si tenía ganas de escribir, escribía. Se tenía ganas de dibujar, dibujaba. Si tenía ganas de pegar postales o cajas de cerillas o algún oropel que encontraba en la acera, eso es lo que hacía.
Era todo lo que me había gustado de llevar un diario en el pasado, sin lo que me parecía cansador o tedioso. Más que eso, me ayudó a viajar concienzudamente, a prestar atención a los pequeños trozos de un viaje que no parecen importantes en el momento, pero que aportan detalles que dan forma a nuestros recuerdos. Un número de teléfono garabateado, una nota de un amigo, un boleto de ferri, una receta de cóctel, un recibo de un restaurante. Nada importante, pero, en conjunto, es un reflejo de lo que en realidad fue mi estadía en Europa.
Me encanta tener este recordatorio de los lugares en los que estuve, y es un regalo que me gustaría dar a mis hijos. ¿Se acuerdan que hace unos meses hablé sobre un viaje familiar "básico" y cómo me gustaría que mi familia volviera a imaginar distintas formas de emprender viajes juntos? Se aproximan grandes cambios en nuestras vidas y muchos viajes, incluido un vuelo a Bay Area para ver casas en abril y un puñado de viajes soñados a varios lugares de la costa este, y con la intención de que nuestras próximas aventuras familiares superen el nivel básico, esta es mi resolución #ViajesFelicesdeAlamo para 2015: Empezar un diario de viaje para cada uno de mis hijos, que puedan escribir y al que puedan agregarle experiencias en el futuro, de la forma que quieran. Yo me encargaré de las primeras anotaciones, mientras ellos descubren el proceso… pero el resto de las páginas es solo para ellos.
Me encantaría escuchar ideas divertidas de cómo mejorar los viajes familiares o resoluciones propias: solo tienen que publicarlas en Twitter o Instagram usando #ViajesFelicesdeAlamo para que yo pueda verlas (y asegúrense de etiquetar a amigos que creen que puedan aprovechar un poco de esta inspiración en 2015).
La publicación apareció originalmente en RamshackleGlam.com.